Lefèvre d'Étaples y la magia natural
Reproducimos un fragmento de la tesis doctoral (en inglés) que Kathryn LaFevers Evans consagró a Jacques Lefèvre d’Étaples, en concreto, a su tratado inédito Sobre la magia natural. En ella, se plasma una de las vertientes menos conocida del Renacimiento, aquella que trata de aunar los vectores racionales y simbólicos en una común búsqueda espiritual. Resulta urgente combatir la imagen unidimensional del Renacimiento como una época eminentemente racionalista, prácticamente ilustrada, que muchos poseen de esta época, y estudios como éstos coadyuvan en la dirección correcta. Se puede leer la tesis completa en este enlace.
El reformador católico renacentista Jean Jacques Lefèvre, conocido como Jacques Lefèvre d’Étaples, nació alrededor de 1455 de una familia humilde en el pequeño pueblo pesquero de Étaples en la provincia nororiental de Picardía, Francia. Su vida, 1455-1536, atravesó el umbral entre las épocas medievales y renacentistas europeas. Se sabe poco de su juventud, aunque se puede conjeturar que, cuando era niño, el clero local lo destacó por su potencial intelectual ejemplar y, como era habitual Lefèvre fue luego enviado a la Universidad de París. Viviendo en el umbral entre las visiones del mundo medieval y renacentista, en esencia entre los mundos paganos y modernos, Lefèvre y otros humanistas sintetizaron muchas filosofías, teologías y teorías y prácticas científicas.
Ejemplar entre las enseñanzas de Lefèvre es su tratado inédito De Magia naturali (Sobre la magia natural). Lefèvre revela o desvela la mitología, la filosofía, la astrología, la literatura y la religión para revelar una teoría científica, práctica y experiencia del número como Idea. Así, el autor revela cómo el límite de las imágenes metafóricas en las disciplinas es la dualidad, la coincidencia binaria de los opuestos, simbolizada por el número 2. La magia en el misticismo numérico de Lefèvre se basa en la experiencia humana de la ascensión numérica del hombre a Dios heredada a través de una tradición de maestros. y lograda a través del número 3, identificado como nexo amoroso venusiano, reuniendo el binario exilico en el Uno, la dualidad en la unidad. Los humanistas del Renacimiento concibieron esta prisca theologia, teología prístina o antigua, como encarnada en la Trinidad cristiana a través del Espíritu de Cristo. La suya era una visión mística de Espíritu Santo universal más allá de los límites dualistas.
La metáfora arquitectónica primaria en la cábala cristiana o prisca theologia es la caída del uno al 2. Este exilio se expresa míticamente como un amante alejado del Amado, concepto plasmado alegóricamente en la historia de la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, y metafóricamente en Jesús como el Hijo de Dios. La salvación cristiana y, por consiguiente, el final del exilio, se expresa sacrificialmente a través de la crucifixión de Jesús cuando se convierte en Cristo, el Espíritu que une a Dios y al hombre, completando la ascensión a la Trinidad.
Asimismo, la magia resuelve el exilio anagógicamente en misticismo numérico a través de los misterios de la relación entre arriba y abajo, entre números superiores e inferiores. Lefèvre compara ese sacrificio cristiano final en la salvación con los pensamientos de los filósofos precristianos, las palabras de los mitos precristianos transmitidos a través de la tradición oral por los poetas de la Antigüedad clásica y las acciones de los magos o magos precristianos: en todos estos casos, detecta una teología positiva y otra negativa (catafática y apofática), con lo cual ubicaba el cristianismo en el mismo terreno del silencio que la magia pagana.
J. M. Victor nos recuerda, en su estudio sobre Raimundo Lulio, que Lefèvre apreciaba las enseñanzas del místico español, quien describió el universo como una escala de seres -piedras, plantas, animales, hombre, ángeles, Dios-, una colección gigante de símbolos que conducen a lo divino. Para el andamiaje metafórico de su obra, Lefèvre emplea las cadenas descendentes y ascendentes de las esferas numéricas, celestiales y angelicales, por las cuales el hombre asciende a lo divino. La coincidencia de los opuestos es la tensión que impulsa el libro II del tratado Sobre la magia natural, y esto antes de que Lefèvre leyera a Nicolás de Cusa. Por lo tanto, en lugar de a Cusa, Lefèvre cita a muchos otros defensores del misticismo numérico, cada uno de los cuales expone o metafóricamente encarna una teoría común de la génesis a través de una coincidencia de opuestos, y una práctica común de ascensión a la unidad a través de una relación trinitaria intrínseca en el binario sí mismo.